Movistar y Yo

Ya lo he decidido, no es una, son todas.

Las semanas pasadas un amigo estuvo peleando con Jazztel y Vodafone, ahora me ha tocado a mi luchar contra movistar.

Por la zona en la que vivo, si quiero estar conectada al mundo, no tengo más remedio que solicitar los servicios de Movistar, y ellos lo saben, juegan con el cliente con un descaro impresionante.

Primero te das cuenta de que, sin avisar, te han quitado el paquete de documentales de imagenio, luego desaparece el de cine y así hasta que te quedas sólo con el paquete básico, con la escusa de que «antes lo tenía porque era promocional…», ¿perdona? ¡Nadie me comentó nada de eso! No contentos, te suben 10€ el importe de la factura. ¡Eooooh!

Visto lo visto, llamas y… ¡sorpresa!

– Nosotros le comunicamos en su día que esto era así.

Tic, tac, tic, tac… cuenta hasta 30 que si no explotas.

– Perdona señorita Blabla, pero a mi nadie me dijo nada semejante, lo recordaría.

– Pues este es el contrato que figura aquí que usted tiene con nosotros.

¡Ajá!, ahí está el problema, el CONTRATO, ese maravilloso texto que se supone que hay que firmar proveedor y cliente para que quede constancia por ambas partes de lo que se ha acordado y, en caso necesario, poder reclamar y del que Movistar no te hace partícipe. ¿Habéis intentado que os lo envíen a casa? Yo si, y no lo hacen, a lo sumo te dan un número de referencia que no sirve para nada.

Siguiendo con la conversación:

– En el caso de que ese sea mi contrato, me quiero dar de baja.

Ahora es cuando viene la parte en la que ellos saben que, por la zona en la que vives no tienes más opciones:

– Mire, que le ofrecemos, durante un año, pagando lo mismo, el paquete familiar (adsl 10 Mb, tarifa plana, gol, cine, documentales…).

– Que no mire, que no quiero imagenio, que me ofrezca algo básico.

– En ese caso… sería sólo tarifa plana y ADSL… por XX.

Me pongo a ajustar cuentas, aplico el IVA… y resulta que son sólo 10€ menos que si contrato imagenio, menuda mafia. Pero resulta que no tengo más opciones y, ya que me van a sacar los ojos, al menos que me pille viendo un documental. Vamos, que acepté.

– Entonces, señorita Blabla, hemos quedado en el paquete familiar por XX€ y, ¿cuando se activan los canales?

– Muy bien, si en 72 horas no tiene los canales, llame porque seguramente haya que resintonizar el router. Su número de referencia es xxxxxxxx.

Queda ahí la conversación, como esto fue el jueves 26 y el fin de semana apenas estuve en casa es el lunes 2 cuando me pongo a comprobar los canales. Evidentemente no me sorprendió nada que no estuviesen allí así que, teléfono en mano, con todas mis anotaciones del día 26 por delante, me dispongo a llamar.

Después de más de media hora contándole a tres operadores distintos el problema, cosa que no entiendo porque a través del número de referencia deberían saber perfectamente de qué estoy hablando, pero no es así.

Media hora más tarde y después de que me hayan dicho, por un lado que el servicio tardaría 15 días en activarse, por otro 10 y para finalizar 7, les digo que no lo quiero, que me ofrezcan los más barato en adsl + tarifa plana y listo.

Y ahora es cuando viene lo mejor.

– Entonces, me está usted diciendo que le de de baja el contrato familiar, no?

A lo que yo me pregunto… cómo me puede dar de baja de un servicio que aún no me han proporcionado, se lo comento y…

– Pero usted confirmó que lo quería, así que, si se quiere dar de baja tiene que pagar una penalización por la permanencia.

¿Permanencia? Esto ya pasa de castaño oscuro:

– Señorita, que usted no me puede dar de baja de un servicio que aún no me han proporcionado y mucho menos cobrarme una penalización por la «permanencia» porque si es un servicio del que no he disfrutado no puedo tener permanencia.

– Si, si, aquí pone que usted lo contrató el 26.

¿Mande? ¿Pero no decía que no sabía de qué le estaba hablando?

– Mire usted, Blabla, páseme con un superior.

– ¿Es que no está de acuerdo con el trato recibido?

Madre mía, esta tipa no está bien de la cabeza. A lo que insisto:

– Por favor, que me pase con un superior, se que usted no tiene la culpa, que es un parachoques, así que, por favor, páseme con alguien que tenga autoridad.

«Tuuuut, tuuuuuut, tuuuuut»

Efectivamente, no pude ni hacer la encuesta de satisfacción, intenté llamar un par de veces para solicitarla sin éxito, pero lo peor de todo es que no se en qué quedó la cosa, así que hoy tocará repetir.

Seguiremos informando.